The double face of populism: the exploitation of gender issues in Europe

By Irene Villani

Español y portugués debajo

In the last years, in the Western political scenario emerged some parties supporting radical right positions. Populist discourse is used by left and right-wing politicians, and sometimes, even by parties that do not belong to any political alliance. In Europe, their success became more significant after the 2015 refugee crisis, because of their exploitation of immigration for political purposes, especially from Muslim majority countries. Their anti-Islam discourse leads them to highlight the alleged backwardness of this religion and culture, regarding the representation and the role of women in their societies. Some of these parties in Western Europe, especially in Italy and in France, tend to exploit women’s rights and gender issues in general as a standpoint in their discourse against immigration, showing the danger that a permeation of Islam culture would represent for Western European women and LGBT minorities, but they are reticent to adopt policies in favor of these same social groups.

Far-right parties show ambivalent views of women’s and LGBT people’s rights: they defend the traditional concept of family as cornerstone of society, used as tools to LGBTQ rights, and denying them other sets of rights connected to the institution of marriage, e.g. in Poland, where PiS’s recent proposal to leave Istanbul Convention causes concerns. On the other hand, immigration, especially from countries with Muslim majority, is presented as a threat for women in Western countries. Concerning family relations, they tend to emphasize gender equality and gay rights in order to support anti-immigration agendas. Muslim communities are portrayed as inherently oppressive of women and sets them apart from “native people”; this happens in the Netherlands, where the leader of the main far-right party is openly gay. In other countries, where the role of religion is more relevant in the political scenario, such as Italy, there are more extreme positions in terms of family rights, with a strong opposition towards gender rights, with some policies being particularly conservative. The history of the party, the male leaders and the cultural background have an important role in shaping the party’s policies.

Populism itself is not an ideology or a political regime, and it is not possible to attribute to it a specific policies content; it is a way of doing politics that appear in various forms, and it is compatible with different forms of government. From this point of view, the recent populist wave that invested Europe is the expression of the crisis of liberal-democratic politics; women’s rights that were taken for granted in the last decades, have been brought into question, especially in some areas considered progressive. The populist gender discourse is ambiguous, and I believe it is important to study the phenomenon in order to have the correct tools to understand the reality of gender issues in Western Europe.

In the future, the impact of the COVID-19 pandemic on gender issues and on far-right parties’ potential success will need to be studied. Concerning the first, the pandemic and the consequent lockdown created worrying scenarios in terms of gender inequality, and the imminent economic crisis is threatening many women’s jobs. Surveys show that Europeans are more concerned by the pandemic impact on economy rather than by immigration; this dynamic is likely to reduce the European inclination to vote for far-right parties. Surveys also show that both in Italy and France the State’s role resulted reinforced by the crisis, showing that citizens prefer greater stability in difficult times, rather than supporting political forces that foment animosity and social divisions.

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Español:

La doble cara del populismo: la explotación de las cuestiones de género en Europa

En los últimos años, en el escenario político occidental surgieron algunos partidos que apoyan posiciones históricas de la derecha radical. El discurso populista es utilizado por políticos de izquierda, derecha y a veces incluso por partidos que no pertenecen a ninguna alianza política. En Europa, su éxito se hizo más significativo después de la crisis de refugiados de 2015, debido a la explotación de la inmigración con fines políticos, especialmente de los países de mayoría musulmana. Su discurso anti-Islam los lleva a resaltar el supuesto atraso de esta religión y cultura, con respecto a la representación y el papel de la mujer en sus sociedades. Algunos de estos partidos en Europa occidental, especialmente en Italia y en Francia, tienden a explotar los derechos de las mujeres y las cuestiones de género en general como un punto de vista en su discurso contra la inmigración, mostrando el peligro de que una permeación de la cultura del Islam representaría para las mujeres y mujeres de Europa occidental, pero son reticentes a adoptar políticas a favor de estos mismos grupos sociales.

Los partidos de extrema derecha muestran visiones ambivalentes de los derechos de las mujeres y las personas LGBT: defienden el concepto tradicional de familia como piedra angular de la sociedad, se utilizan como herramientas para los derechos LGBTQ y les niegan otros conjuntos de derechos relacionados con la institución del matrimonio. Por ejemplo, en Polonia, donde la reciente propuesta de PiS de abandonar la Convención de Estambul causa preocupación. Por otro lado, la inmigración, especialmente de países con mayoría musulmana, se presenta como una amenaza para las mujeres en los países occidentales. Con respecto a las relaciones familiares, tienden a enfatizar la igualdad de género y los derechos de los homosexuales para apoyar las agendas contra la inmigración. Las comunidades musulmanas son retratadas como intrínsecamente opresivas de las mujeres y las distinguen de las "personas nativas"; Esto sucede en los Países Bajos, donde el líder del principal partido de extrema derecha es abiertamente homosexual. En otros países, donde el papel de la religión es más relevante en el escenario político, como Italia, hay posiciones más extremas en términos de derechos familiares, con una fuerte oposición a los derechos de género, y algunas políticas son particularmente conservadoras. La historia del partido, los líderes masculinos y el trasfondo cultural tienen un papel importante en la configuración de las políticas del partido.

El populismo en sí no es una ideología o un régimen político, y no es posible atribuirle un contenido específico de políticas; Es una forma de hacer política que aparece en varios modelos y es compatible con diferentes formas de gobierno. Desde este punto de vista, la reciente ola populista en Europa es la expresión de la crisis de la política liberal-democrática; Los derechos de las mujeres, que se dieron por sentados en las últimas décadas, se han puesto en tela de juicio, especialmente en algunas áreas consideradas progresistas. El discurso populista de género es ambiguo, y creo que es importante estudiar el fenómeno para tener las herramientas correctas para comprender la realidad de los problemas de género en Europa occidental.

En el futuro, será necesario estudiar el impacto de la pandemia de COVID-19 en cuestiones de género y en el éxito potencial de los partidos de extrema derecha. Con respecto a la primera, la pandemia y el consiguiente bloqueo crearon escenarios preocupantes en términos de desigualdad de género, y la inminente crisis económica amenaza el trabajo de muchas mujeres. Las encuestas muestran que los europeos están más preocupados por el impacto de la pandemia en la economía que por la inmigración; Es probable que esta dinámica reduzca la inclinación europea a votar por los partidos de extrema derecha. Las encuestas también muestran que tanto en Italia como en Francia el papel del Estado resultó reforzado por la crisis, lo que demuestra que los ciudadanos prefieren una mayor estabilidad en tiempos difíciles, en lugar de apoyar a las fuerzas políticas que fomentan la animosidad y las divisiones sociales.

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Portugués:

A dupla face do populismo: a exploração das questões de gênero na Europa

Nos últimos anos, no cenário político ocidental surgiram alguns partidos que apóiam posições direitas radicais. O discurso populista é usado por políticos de esquerda e direita e, às vezes, mesmo por partidos que não pertencem a nenhuma aliança política. Na Europa, seu sucesso se tornou mais significativo após a crise de refugiados de 2015, devido à exploração da imigração para fins políticos, especialmente dos países de maioria muçulmana. Seu discurso anti-islâmico os leva a destacar o alegado atraso dessa religião e cultura, no que diz respeito à representação e ao papel das mulheres em suas sociedades. Alguns desses partidos na Europa Ocidental, especialmente na Itália e na França, tendem a explorar os direitos das mulheres e as questões de gênero em geral como ponto de vista em seu discurso contra a imigração, mostrando o perigo que uma penetração da cultura islâmica representaria para as mulheres da Europa Ocidental e Minorias LGBT, mas são reticentes em adotar políticas em favor desses mesmos grupos sociais.

Os partidos de extrema direita mostram visões ambivalentes dos direitos das mulheres e das pessoas LGBT: eles defendem o conceito tradicional de família como pedra angular da sociedade, usada como ferramenta para os direitos LGBTQ e negam a eles outros conjuntos de direitos relacionados à instituição do casamento, por exemplo. na Polônia, onde a recente proposta da PiS de deixar a Convenção de Istambul causa preocupações. Por outro lado, a imigração, especialmente de países com maioria muçulmana, é apresentada como uma ameaça para as mulheres nos países ocidentais. No que diz respeito às relações familiares, eles tendem a enfatizar a igualdade de gênero e os direitos dos gays, a fim de apoiar agendas anti-imigração. As comunidades muçulmanas são retratadas como inerentemente opressivas às mulheres e as diferenciam de "povos nativos"; isso acontece na Holanda, onde o líder do principal partido de extrema direita é abertamente gay. Em outros países, onde o papel da religião é mais relevante no cenário político, como a Itália, existem posições mais extremas em termos de direitos da família, com forte oposição aos direitos de gênero, sendo algumas políticas particularmente conservadoras. A história do partido, os líderes do sexo masculino e o contexto cultural têm um papel importante na definição das políticas do partido.

O próprio populismo não é uma ideologia ou um regime político, e não é possível atribuir a ele um conteúdo específico de políticas; é uma maneira de fazer política que aparece de várias formas e é compatível com diferentes formas de governo. Deste ponto de vista, a recente onda populista que investiu na Europa é a expressão da crise da política liberal-democrática; os direitos das mulheres que foram tomados como garantidos nas últimas décadas, foram questionados, especialmente em algumas áreas consideradas progressistas. O discurso populista de gênero é ambíguo e acredito que é importante estudar o fenômeno para ter as ferramentas corretas para entender a realidade das questões de gênero na Europa Ocidental.

No futuro, será necessário estudar o impacto da pandemia do COVID-19 nas questões de gênero e no sucesso potencial das partes de extrema direita. Em relação ao primeiro, a pandemia e o consequente bloqueio criaram cenários preocupantes em termos de desigualdade de gênero, e a iminente crise econômica está ameaçando o emprego de muitas mulheres. Pesquisas mostram que os europeus estão mais preocupados com o impacto da pandemia na economia do que com a imigração; é provável que essa dinâmica reduza a inclinação européia de votar em partidos de extrema direita. Pesquisas também mostram que, tanto na Itália quanto na França, o papel do Estado resultou reforçado pela crise, mostrando que os cidadãos preferem maior estabilidade em tempos difíceis, do que apoiar forças políticas que fomentam animosidade e divisões sociais.